Me encuentro escribiendo esto sorprendentemente sin un guion, bueno, sin un guion completamente dicho, porque yo, como buena escritora mapa, me es imposible lanzarme a escribir sin saber qué quiero contar.
La idea es sencilla y es que cada vez somos más en mi pequeña comunidad de Instagram y como os podréis imaginar, son cada vez más las preguntas sobre la escritura: ¿Qué consejos daría a un escritor que acaba de comenzar? ¿Cómo creo a los personajes? ¿Cómo se hace un buen libro?
Esta última pregunta la verdad que da cierto vértigo, porque como yo siempre contesto, no soy quien para dar consejos. Llevo diez libros publicados, sí, pero sigo considerándome una novata en esto de publicar, así que como podréis imaginar, este post no va a ser una retahíla de consejos para ser el mejor escritor o escritora del mundo, sino una serie de pensamientos que me ahondan cada vez que alguien me hace esa pregunta, leo una reseña, o simplemente pienso en el proyecto que tengo entre manos.
Aunque parezca locura, creo que no existe el libro perfecto, el buen libro de manera perenne , o mirad, mejor dicho, creo que todos los libros son buenos.
No nos llevemos las manos a la cabeza, dentro de unos parámetros de calidad, (buena escritura, coherencia en la trama y personajes, buen ritmo de la historia), creo que cualquier libro que cumpla estos requisitos ya es un buen libro, pero depende el momento en que se cruce por tu camino para saber la huella que deja en ti.
Es espectacular pensar la de libros que he leído en el momento idóneo y se han convertido en grandes lecturas, y como grandes libros, al leerlos en momentos no tan oportunos, se han convertido en una historia sin más o incluso he llegado a abandonar.
Hace muchos, muchos años, cogí prestado de la biblioteca personal de mi madre un libro que me llamó sumamente la atención: hojas amarillentas por el paso de los años, tapas marrones donde podía leer el título de la novela dentro de un intrincado escudo formado por lo que parecía una serpiente.
Tenía entre mis manos La historia interminable de Michael Ende, autor que por aquel entonces no conocía y , como os podréis imaginar, comencé a leer con una intriga voraz por saber qué me iba a encontrar entre sus páginas.
Creo que todos los que estáis leyendo ahora mismo este post conocéis esta novela y autor, y sabréis que esta es una de sus obras más importantes. Lo que podríamos considerar un buen libro.
Bien, lo aborrecí. Me aburrió soberanamente y terminé abandonando esta gran historia de fantasía.
¿Qué ocurrió? Pues muy simple. No era el momento adecuado, que es lo que vengo a contar hoy. No era el momento adecuado o esa historia no era para mí, pero no por eso considero la novela una mala historia. De hecho, admiro mucho la narrativa e imaginación desbordante de este autor, que me enamoró completamente con otra de sus muy famosas novelas, Momo.
Y a ese punto quería yo llegar. El de ser conscientes de que aunque una historia, relato, poema a ti no te ha cautivado no es que sea una mala historia, y que poder definir qué es lo que hace que sea bueno, fuera de unos parámetros coherentes básicos, es algo sumamente complicado y completamente personal.
Así que si estas leyendo esto y eres un escritor que estas comenzando, respira y únicamente disfruta del proceso. Deja de intentar encontrar la mejor novela jamás escrita, y piérdete entre tus personajes, tu trama, y lo dicho, disfrútalo.
Te prometo que aunque habrá gente a la que no le guste, habrá a otras personas que les dejará una huella especial.